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  Evelyn, un testimonio de vida
 
 



Evelyn nació el 24 de septiembre de 2001 en la Clínica San Pedro Claver de la ciudad de Bogotá, pasados cuatro días mi esposa y yo notamos un leve color amarillo en la piel (ictericia), decidimos llevarla a la Clínica del Niño, allí nos dijeron que luego de realizarle una fototerapia, la cual duraría aproximadamente tres días, podríamos llevarla nuevamente a casa.


Al día siguiente de su hospitalización Evelyn presentó una complicación de tipo respiratorio por lo cual fue necesario realizar algunos exámenes para confirmar o descartar el diagnóstico médico, una terrible noticia cambiaría radicalmente el rumbo de nuestras vidas. Cuando Shelly (mi esposa) llegó a la clínica, un médico se le acercó y le preguntó -¿Usted es la mamá de Evelyn?- Ella no respondió, solamente afirmó con un movimiento de cabeza.
 
Una mala sospecha llegó a la mente de Shelly, sin embargo escuchó en silencio -Evelyn tiene una atresia pulmonar con CIV-, la verdad, mi esposa no entendió para nada lo que significaba ese término pero luego de una explicación en detalle comprendió que nuestra hija tenía una complicación cardíaca y que desde ese momento todo cambiaría.
 
 Afrontando una nueva vida
A partir de ese día Evelyn necesitaba estar conectada a una bala de oxígeno las 24 horas del día además de tener una bala portátil para casos de emergencia. No sabíamos cuándo pero desde esa fecha debíamos prepararnos para una cirugía de corazón abierto dependiendo de los cambios en su organismo.
 
Nuestro silencio era el común denominador, Shelly no soportaba el dolor y a cada momento rompía en llanto, yo trataba de fortalecerla pero era inútil, sin embargo, no dejaba que mis lágrimas me traicionaran delante de ella pero tan pronto me encontraba solo mis ojos se humedecían y dejaban al descubierto la tristeza e impotencia que me invadían. Treinta largos días transcurrieron durante la primera hospitalización de Evelyn, mi esposa permanecía al cuidado de la niña, y yo aunque no tuviera ánimos para nada... debía trabajar. 
 
Dada de alta
Recuerdo muy bien el día 31 de octubre del año 2001, era un miércoles, luego de realizar los trámites correspondientes para la salida de la clínica nos la llevamos a casa. Geraldine e Itángely de 6 y 4 años de edad respectivamente, estaban dichosas ante la llegada de su hermanita. 
 
Evelyn tenía una oximetría por debajo de 78 sin conexión a oxígeno, cuando lo normal debía ser 98. Estar correctamente conectada a la bala de oxígeno era una labor de la cual todos estábamos pendientes. Casi seis años de edad tenía Geraldine en ese entonces, Itángely tenía cuatro años y medio, y con una madurez asombrosa para sus cortas edades, conformaron el equipo que estaría pendiente de Evelyn.
 
A tres meses de su salida  tuvimos que llevarla nuevamente a la Clínica del Niño, sus defensas eran demasiado bajas y cualquier síntoma que presentara, por leve que fuera, regularmente desencadenaba en una nueva complicación. La segunda hospitalización fue por bronconeumonía la cual desencadenó en bronquiolitis. Tres veces fue llevada y luego de ser dada de alta tuvimos que regresar la misma cantidad de veces a la clínica.
 
A partir de ese día Evelyn soportó trece hospitalizaciones más y fue necesario acostumbrarnos a las dolorosas canalizaciones, las cuales eran una tortura porque muchas veces no encontraban la vena para realizar el procedimiento de manera correcta, entonces, debían intentar una y otra vez hasta que por fin la conseguían.
 
Preparándonos
Evelyn fue sometida a dos cateterismos antes de la cirugía; se pretendía realizar ambos el mismo día pero surgió una complicación y quedó pendiente el segundo. Desde la ingle eran recorridas sus arterias y observadas en una pantalla para determinar el procedimiento que se realizaría en la cirugía. Esta intervención es bastante delicada ya que implica el uso de anestesia, debíamos firmar una autorización y esperar a que todo saliera sin complicaciones. Regresamos para realizar el segundo cateterismo, gracias a Dios todo salió bien y el doctor Liévano, eminente especialista de la Clínica San Rafael de Bogotá nos animó para que la niña fuera intervenida lo más pronto. 

Se acercaba la hora de la cirugía de corazón abierto, ya teníamos los resultados de los dos cateterismos; los llevamos al Hospital Universitario San Ignacio de Bogotá en donde programaron la intervención. Nos dijeron que tan pronto recibieran el homo-injerto (tejido muerto de un bebé, que debía ser compatible con el organismo de Evelyn), nos llamarían.

El doctor Edgardo Vanegas Gascón, cardiólogo pediatra de la Clínica del Niño y del Hospital Universitario San Ignacio, Catedrático de las universidades más importantes del país y uno de los mejores especialistas en esta área, nos habló de los riesgos que implicaba la cirugía. Fue muy claro en asegurarnos que era la única alternativa que Evelyn tenía porque de lo contrario estaríamos condenándola a morir en menos de dos años, también nos dijo que en caso de salir bien ya no dependería más de oxígeno y que su calidad de vida mejoraría radicalmente.
 
Creo que de alguna manera éramos egoístas con nuestra hija, especialmente yo, prefería tenerla a mi lado como estaba y no exponerla a que saliera muerta del quirófano. En muchos momentos pensé en oponerme a su intervención, luego recapacitaba y concluía que era la única alternativa que tenía y no debía negársela.

Al momento de escribir estas líneas de nuevo me embarga la tristeza por el recuerdo de aquellos eternos y dolorosos días. Siento que debo hacer un reconocimiento a mi esposa Shelly, ella ha sido una mujer sabia y madre ejemplar, estuvo y sigue pendiente de nuestras hijas las veinticuatro horas del día. No importaba que sacrificara su sueño o que amaneciera en la clínica, sentada en una silla esperando a que Evelyn mejorara y fuera dada de alta para  regresar a los pocos días y seguir con algo que se convirtió  prácticamente en una rutina.
 
 A mis hijas Geraldine e Itángely quiero decirles que las amo y admiro su madurez; todavía me sorprende la responsabilidad que asumieron a tan temprana edad. Muchas veces mi esposa debía salir de casa a realizar diligencias (Solicitar exámenes para Evelyn), sus hermanitas le suministraban los medicamentos a la hora acordada y velaban por  nuestra pequeña.  
 
La cirugía
El Lunes 6 de octubre de 2003, fecha programada para la intervención le dije a mi esposa que no permitiéramos que intervinieran a Evelyn. Sentí temor y llegué a pensar  que nuestra bebecita no saldría de allí con vida.
 
Sabíamos que era la única alternativa que tenía y dejarla así era como atentar contra una posibilidad de vida. Finalmente llegamos al Hospital Universitario San Ignacio, allí nos estaba esperando Liliana quien tendría a su cargo la misión de manejar el corazón mecánico durante la cirugía.
 
Eran las 8:30 de la mañana, uno de los momentos más difíciles en mi vida fue entregar a mi hija al anestesiólogo, sentía que la llevaba como un cordero al matadero. El llanto de Evelyn retumbaba en la sala de procedimientos,  aún me parece estar viviendo esta escena... No había marcha atrás, tratamos de tranquilizarnos, sabemos que Dios nos dio la fortaleza necesaria para afrontar ese momento y esperar con calma.
 


A las 2:30 de la tarde trasladaban a Evelyn de la sala de cirugías a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI); el doctor Federico Núñez, cirujano de gran trayectoria, nos comentó que durante la intervención se había presentado una complicación que finalmente fue superada, sin embargo, nos comunicó que lo más difícil venía en camino: la reacción.
 
Miramos a nuestra hija con cables por todas partes, parecía un cuerpo sin vida, el doctor Alex Eduardo Torres recibió a nuestra pequeña en la Unidad de Cuidados Intensivos y permaneció tres días consecutivos sin retirarse de este lugar, dedicado totalmente al cuidado y reacción de nuestra hija.
 
Diecisiete largos días permaneció en la Unidad de Cuidados Intensivos, allí presentó hemotórax (acumulación de sangre en el espacio existente entre la pared toráxiia y el pulmón *la cavidad pleural*) y luego quilotórax (derrame de líquido en la cavidad pleural), por lo que requirió de tubo mediastino con resolución, posteriormente tuvo signos de falla cardíaca y luego derrame pleural, los cuales fueron controlados por los especialistas 

 Una noche en la UCI, Evelyn zafó accidentalmente el tubo toráxico que le habían puesto, si entraba aire al pulmón podría morir (probabilidad de paro cardio respiratorio); inmediatamente ordenaron unas radiografías; al llegar la cirujana, cuatro horas después preguntó extrañada por la persona que había realizado el procedimiento quirúrgico, -nadie lo hizo- contestaron las enfermeras. La perforación había sellado perfectamente y desde ese día no necesitó de dicho tubo. Sabemos que fue un milagro de Dios.
 
Uno de los días más felices
Evelyn fue dada de alta 33 días después de su cirugía. Ya no necesitaba estar conectada a la bala de oxígeno, la emoción que sentimos con mi esposa e hijas fue indescriptible.
 
El homoinjerto que pusieron en el corazón de Evelyn es un tejido que no tiene vida por lo cual a medida que se desarrolla físicamente (crece) este homoinjerto queda pequeño al cuerpo, y debe ser reemplazado de acuerdo a la valoración médica.
 
Quiero agradecer a Dios, a los doctores Federico Núñez Ricardo; Edgardo Vanegas Gascón; Alex Eduardo Torres; John Liévano; Liliana, Jefe de enfermeras, al personal de la Clínica del Niño Jorge Bejarano, al personal del Hospital Universitario San Ignacio y al personal de la Clínica San Rafael. A la Iglesia Avivamiento en Bogotá, especialmente al pastor Ricardo Rodríguez y a todas las personas que el Altísimo ha puesto en nuestro camino.
 
Por prescripción médica Evelyn no podía vivir en Bogotá debido a que la altura sobre el nivel del mar afectaría su organismo, así que buscamos un lugar apto para su recuperación y decidimos viajar a la Villa de San Sebastián de La Plata, lugar en el que vive gran parte de la familia de mi esposa.
 
En esta maravillosa y acogedora tierra del Huila residimos actualmente, nuestra familia creció con una integrante más y lleva por nombre Shelly, igual que su mamá, pronto cumplirá siete años.
 
Testimonio para compartir
En el año 2006 nació Occidente 30 días, periódico regional que circula en La Plata y el occidente del Huila, medio de comunicación a través del cual hemos compartido el testimonio de nuestra hija, posteriormente creamos la página web que ya se acerca a las 20.000 visitas la cual ha sido un excelente canal para llegar a miles de personas en el mundo entero.
 
En julio de 2006 Francois Hoashim, eminente cardiólogo haitiano, Gobernador Rotario del Distrito 4290 visitó esta localidad gracias a una invitación del Club Rotario La Plata. Durante su estadía brindó una emotiva conferencia sobre problemas cardiovasculares y su prevención, evento al cual fui invitado y en el que expuse el caso de Evelyn.
 
Debo hacer un alto en el camino para agradecer los buenos oficios de mi gran amigo Luis Alirio Nieto Rodríguez, miembro del Club Rotario La Plata, caballero culto y solidario quien ha sido gran admirador y colaborador de Occidente 30 días, de él recibí la voz de aliento que necesitaba cuando decidí emprender la misión periodística que me había trazado tiempo atrás. Aún recuerdo el día en que viajó con el fin de radicarse en Bogotá, el martes 27 de enero de 2009, cuando la luz del sol se ocultaba, nos dimos cita en el parque García Rovira, entonces, tomó asiento y con la mirada puesta en la torre del reloj de la iglesia San Sebastián me dijo con su característico hablar pausado, ‘‘Juan Carlos, una decisión como esta causa bastante nostalgia pero es un hecho, viajo esta noche para Bogotá’’.
 
Cuando Luis Alirio se enteró de que Evelyn requería un nuevo cateterismo, presuroso acudió a donde su amigo el doctor Hoashim para exponerle la situación de la niña, él de inmediato recordó el caso y solicitó la historia clínica. En febrero de 2009 fue valorada por el cardiólogo Francois Hoashim quien en su diagnóstico afirmó que estaba mejor de lo que esperaba encontrarla, concepto que fue confirmado por un  colega suyo de la Clínica Cardioinfantil, por lo tanto postergó ese procedimiento y aseguró que con una nueva cirugía de corazón abierto, y no dos, Evelyn se recuperará definitivamente, y estamos seguros que así será porque su salud está primeros en manos de Dios y luego en manos de la ciencia, prueba de ello es que no necesita medicamento alguno y su desarrollo es como el de una niña normal.
 
El 10 de octubre de 2010 llamamos al consultorio del doctor Francois para acordar una nueva cita de control, la voz que respondió al otro lado de la línea nos dio la triste noticia que el doctor Hoashim había fallecido, aún no salimos del asombro ni damos crédito a su temprana partida de este mundo, estoy convencido de que personas como el doctor Francois Hoashim tienen ganado el cielo y descanso eterno por derecho propio como compensación a su misión en la tierra.

Un nuevo ‘Ángel’ en el camino
En abril de 2011 me enteré del gran trabajo que realiza en la ciudad de Ibagué el Cirujano Cardiovascular Rafael Figueroa Casanova, motivo por el cual lo ubiqué con el propósito de hacerle un reconocimiento en la columna ‘Personaje Occidente 30 días’. Ese día no solamente escuché del otro lado de la línea telefónica las respuestas de un eminente profesional, sino que además percibí a una persona con extraordinarias cualidades humanas.

El domingo 26 de junio tuve el honor de conocer personalmente al doctor Rafael quien visitó nuestro lugar de residencia con el propósito de expresar su gratitud por el artículo publicado en Occidente 30 días, la verdad, nunca imaginé que en esa conversación hablaríamos de Evelyn, ese día sentí una vez más que nada sucede por casualidad; le comenté al doctor Figueroa el caso de nuestra hija e inmediatamente nos ofreció todo su respaldo para que la niña fuera valorada en el Instituto del Corazón de la ciudad de Ibagué.

Al día siguiente Shelly (mi esposa) y Evelyn partieron con el doctor Rafael y su familia rumbo a la ‘Ciudad musical’, apelativo dado a Ibagué, capital del departamento del Tolima. Allí, María del Rosario, esposa del doctor Figueroa, rodeó de mil atenciones a sus huéspedes.

El martes 28 de junio Evelyn fue valorada por el doctor Jaime Andrés González, Cardiólogo Pediatra, quien afirmó en su diagnóstico que la niña se encuentra en pefecto estado, y que una segunda intervención se llevaría a cabo en cinco años aproximadamente. Como recomendación sugirió el estricto cumplimiento en los controles de Evelyn y algunos cuidados normales indicados para las personas que han sido sometidas a estos procedimientos.

 
Han transcurrido siete años y medio luego de la cirugía de corazón abierto, Evelyn cumplió 10 años el 24 de septiembre, actualmente cursa quinto grado de primaria en la Institución Educativa Marillac Sede San José de La Plata, ha demostrado gran habilidad para la música especialmente en instrumentos como flauta y organeta, su recuperación es satisfactoria y desde el mes de junio del año 2011, los controles se llevan a cabo en la ciudad de Ibagué.

Damos gracias al Creador por la maravillosa obra de sanidad llevada a cabo en la vida de Evelyn y por permitirnos disfrutar de ella hasta el día de hoy.
 
Quizás al leer el testimonio de Evelyn estés pasando por una situación muy difícil con un hijo, familiar o amigo, quiero decirte que Dios es real y al igual que hizo un milagro con nuestra hija también puede hacerlo contigo o con tus seres queridos.
 
 
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